viernes, 23 de mayo de 2008

Insolvencias

La tecnología y yo tenemos una relación tirante. Y no digo esto alardeando de un romanticismo mal entendido. No me espanto ni me largo a llorar ante la frialdad del contestador automático; no escribo largas epístolas en papel romano con plumas delicadas: mando e-mails...Sucede, simplemente, que hay algo ahí, como una tara que me impide el intercambio fluído con las máquinas.
Descubrir las bondades y funciones de la cámara digital, el dvd (incluso el microondas!) me lleva un tiempo considerablemente mayor al del humano promedio. Y en cuanto domino lo básico, planto bandera. Soy consciente de mis ineficacias, reconozco mis limitaciones pero no me considero tan estúpido. Y sin embargo...
Desconozco las emociones de la PlayStation, aunque fui un ferviente militante de Sacoa y los Pocketers, por decir algo. Tenía interesantes scores en el Pac-man, el Space Invaders, el Moon Patrol, el Kung-Fu Master y demás antiguallas.
Cierta vez, me contrataron por unas semanas en el Club Hebraica para mostrar y promocionar programas de ajedrez para computadora, incentivar el juego milenario y alabar las bondades de los juegos online. Llegaba y armaba 8 computadoras. Me iba y desarmaba las mismas 8. Jamás, repito, jamás pude conectarlas sin recurrir a la memoria. Quiero decir que yo era un estúpido con reglas mnemotécnicas, que no tenía naturalidad con las computadoras. Bien mirado, siento que me estaban regalando el dinero.
Después de este desordenado introito, entenderán ustedes la alegría que me deparó descubrir esto y sumarlo a mis escasos dominios, sintiéndome como un gladiador después de una épica, heroica batalla victoriosa sin siquiera haber desenvainado la espada. Sin siquiera haber estado en esa batalla.

PD: Lean el blog de Claude que está muy bien.

viernes, 9 de mayo de 2008

Celulares

Estar comunicados todo el tiempo, dicen, es el signo de estos tiempos. No discutiré las claras ventajas de esto. Me detendré, eso sí, en algunos pareceres.
Todos hemos tolerado en el cine, en el teatro o en ámbitos más solemnes el perturbador ruido de algún celular, por no decir que muchas veces hasta se dignan a atenderlo y conversar, en susurros, a pesar de los chistidos, abucheos o algún que otro improperio que le arrojan los damnificados.
En el colectivo, en el subte. En la cancha, en la iglesia. Hasta en los autos, manejando de por sí mal, se dan el lujo de ir hablando por teléfono, cuando no a mandar mensajes. No hay lugar para esconderse. No hay remanso ni sosiego. Donde quiera que estemos habrá un celular en uso.
Deben ser menos de veinte las películas de los últimos años que no definan al menos una escena mediante el uso de un celular. No hay ninguna telenovela o tira costumbrista como ahora las llaman, que no base la mitad de su argumento en el celular. O mensaje o llamada. O revisión o equivocación. Sirve para todo. Pero también caen en el ridículo: Todo el capítulo comunicándose y solucionando todo por celular y cuando el/la protagonista se va de viaje o abandona a su amada/o vemos como corren detrás del auto, o lo que fuere, y nunca llegan a tiempo. Digo, ¿ahí no servía un mensajito de texto o una llamada para pedirle que no se fuera, para decirle que se amaban, para comunicarles que se quemó el pollo? En fin, guionistas eran los de antes.
Cuando oigo que niños de 8 años o menos lucen sus celulares en el colegio o fatigan sus recreos mandando mensajes de texto en vez de potrear o tramar la próxima jugarreta a la autoridad, me sonrío con decepción. Sumémosle floggers, emos y demás actualidades y no tardaremos en descubrir que el futuro no es muy alentador.
La cantidad de cosas que se pueden hacer con el celular es tan pasmosa como superflua. Más chicos, más grandes; más coloridos, más sobrios, la opción es infinita. Las mentes pequeñas no tardan en delimitar status de acuerdo al celular que portes.
Los mensajes de texto colaboran de manera eficaz para empobrecer el ya paupérrimo lenguaje que manejamos hoy: La palabra después se transforma en la más cómoda "dps", un "te quiero" es rebajado al "t kiero" y así. Los ejemplos son siempre arbitrarios pero no imposibles. Los jóvenes que de por sí desdeñan la lectura se nutren de esta media lengua y así vemos estudiantes universitarios con un vocabulario no mayor a 100 palabras. Pero ese es otro tema. Más arduo, desde luego.
Algunos piratas sostienen que el celular es un arma de doble filo en sus raides delictivos: pueden tramar con mayor facilidad sus fechorías pero son más fácilmente ubicables.
Termino estos sinsentidos no sin antes decirles que me está sonando el celular OrionHigh 400, color fucsia y que, ahora que me fijo, me está imprimiendo La Ilíada en la media lengua de los mensajes de texto: "Kanta, oh diosa, la cólera del Pelida Akiles..."

sábado, 3 de mayo de 2008

Destellos


Tirando facha.


A la madre no pareciera importarle el llanto.



En su primer paseo.


Entregada, en la panza de su padre. La king size del Sheraton, opacada.



A juzgar por el peso que acusó al nacer, es probable que se haya devorado un pan en el camino. El otro lo trajo debajo del brazo por no ofender las tradiciones.


Pensando. Quizás, la contradicción flagrante entre su innegable hermosura y su no menos innegable parecido con el padre la tenga meditabunda.


Las primeras fotos porno. Su primer baño, su primera foto prohibida.


Evidentemente, fue amor a primera vista.

Sepan disculpar los hartantes vaivenes de mi vida personal. Espero volver a hacer de esto un blog medianamente interesante. Claro que hay varios molinos de viento contra los cuales acometer. Uno de ellos, no el menor, es la agobiante mediocridad de mis ideas. En fin, ya veré cómo seguir esto.
Saludos. Gracias.