domingo, 31 de enero de 2010

Vacaciones

Irse de vacaciones es un incordio necesario. Por más que despotriquemos contra la aglomeración de gente en las playas; contra los precios exorbitantes de todo lo que tenga precio en la costa* (son 3 meses en los cuales quieren salvar el año. Ilógico. Casi tanto como que nosotros gastamos en 2 semanas lo que dudaríamos en dilapidar en 3 meses.); contra la tardía adaptación a un habitat que nos es ajeno…No importa: Necesitamos vacaciones. Para eso desarrollamos un finísimo sentido de la oportunidad e indagamos, sutilmente, qué pariente, amigo, conocido, benefactor, vecino o kiosquero posee algún bulincito en cualquier lugar de retiro que puede extenderse desde 20 km de nuestro hogar hasta 2000. No importa, el tema es regatear y abaratar costos. Eso, claro está, en caso que no decidamos vacacionar en el extranjero. Si así sucediere, difícilmente entremos a manguear alojamiento o nos pasamos de ratones.
Por supuesto, pocas veces nos acompaña Fortuna y tenemos que arreglarnos solitos en un hotel o alquilar un cuchitril a precio árabe. Solucionado el tema alojamiento, que ya produjo cierto desgaste y nos refuerza la idea de la necesidad urgente, perentoria del descanso, procedemos a armar las valijas. No sé ustedes, pero yo suelo llevar ropa en exceso: por si llueve, por si refresca, para media tarde, por si las moscas y termino usando 4 o 5 remeras y el mismo short arenoso. Desde ya, nunca refresca. Para que refresque yo debería evitar llevar ropa de abrigo. Las valijas salen prolijamente armadas, cada cosa encuentra su lugarcito.( Lo cual no quita que siempre, pero siempre, olvidemos llevar algo.) Vuelven como pueden, con ropa suelta y calzoncillos en la guantera.
Luego del viaje, la instalación y demás, procedemos a vacacionar: acción que consiste en ir a la playa, meterse al mar, comer como un guanaco, tolerarse mutuamente, acovacharse los días de lluvia, caminar, comprar baratijas inútiles, comer como un cosaco, dormir, entablar frágiles y pasatistas conversaciones con algún que otro sujeto que hayamos visto o cruzado más de dos veces, comer como Erisictón, intentar elaborar un plan para arrancar el año, ya sea haciendo deporte o dieta o dejando de fumar o todo junto.
Sólo algunas veces la zanahoria que se nos pone adelante en vacaciones se deja alcanzar, pero todos los años renovamos nuestra fe en la promesa de tiempos venturosos. Yo no tengo dudas: Me pongo el patito inflable, me cuelgo la cámara de fotos, me calzo el sombrero Piluso y chancleteando me voy canturreando el “Rap das armas”, contento y esperanzado. Y no olviden que los sabios suelen decir que el mar cura todo. Yo no sé si es para tanto pero que es necesario, seguro.

* Por supuesto que estas paparruchadas solo atañen a vacaciones en pareja, con o sin hijos, en la playa argentina y viajando en auto. Infinidad de variables hay para que gente más idónea las desarrolle o incluso negados como yo, hagamos otros posts: Vacaciones con amigos, con pareja amiga, solo, en el monte, en Tailandia, viajando en sulky, etc.
PD: Esperen a ver la ofuscación y perplejidad de Bugman cuando lea la palabra "vacaciones" : Ver y las palabras "costa argentina": Ver

miércoles, 27 de enero de 2010

Intento

Sin mucho que decir, sin nada que aportar. Observo, en modo off, las delicias y atrocidades que me suceden. No hay nada más aterrador que el paso del tiempo. Todos queremos ser más jóvenes, excepto los jóvenes. Después de un silencio prolongado, mitad por falta de estímulo y mitad por nulidad intelectual, me dio ganas de publicar algo. Bah, la nada misma. He estado en estos días disfrutando de la lectura no de mis artículos, sino de los aportes de gente más inteligente y me he sentido feliz. En estos tiempos he disfrutado cada minuto del crecimiento de mi hija, he puteado por la rapidez e inexorabilidad del reloj. He descubierto que Facebook, como dice un amigo, no sirve sólo para decir "Holisss!" ni revelar el color del calzón que fatigamos. Me he hecho antioficialista feroz; simpaticé con el gobierno más que nada por su oposición berreta. En síntesis, más de lo mismo: una contradicción galopante y resquemores viejos soy. Aparte de no tener más de dos o tres inquietudes vitales. Sólo ahuyento demonios tipeando. La no publicación de estos arrebatos se debía más al respeto que a la vergüenza. No creo que nada cambie (en general!), pero por ahí, con viento a favor, vuelvo a mediocrizar este blog extinto. Y, como ven, no es más que un rejunte de palabras esto. Rezaré para que se me ocurra algo interesante para postear...Cosa que, por falta de rezos y cierta incapacidad, no sucede desde el 2007.