miércoles, 3 de marzo de 2010

En tu cabeza hay un gol

Es imposible abstraerse del clima pre mundial. El fútbol, por razones insondables para mí, aunque podría arriesgar algunas, se ha convertido en un fenómeno masivo y rentable por demás. Algo que escapa a mi entendimiento (entre tantas otras cosas) es el fanatismo en cualquiera de sus formas. Por eso obviaré comentar los festejos y pesares desmedidos y las publicidades que hablan de “dejar la vida” y otras sentencias igual de obtusas.
No hay razonamiento posible si se cree que por las circunstancias similares al ’86 se saldrá campeón. Si la Argentina sale campeón será por una de esas casualidades que se dan de tanto en vez. Algún Messí iluminado, rivales que se mancan, hechos fortuitos. Si nos atenemos a lo visto hasta ahora comprobamos que: hay un cuerpo técnico que necesita de 7 u 8 ayudantes porque aparentemente no tiene suficientes nociones de táctica o estrategia; hay un técnico desbordado que se apoya en la motivación emotiva como única arenga; hay jugadores, quizás excelentes, que parecieran no tener ni la más puta idea sobre qué hacer dentro de la cancha; no está Riquelme, que quiérase o no con él en cancha el equipo sabe a qué jugar y es, por lejos, el jugador más claro del mundo desde el retiro de Zidane; hay sujetos como Heinze que no salvan la ropa de su canallesca forma de ser ni jugando aceptablemente; etc.
Todas estas pavadas escritas rápida y malamente sólo se justifican para dar mi pronóstico, tan innecesario, fútil y cobarde como cualquier pronóstico: Hoy, Argentina le gana a Alemania. Y en el mundial, si pasamos primera ronda, nos sacuden en octavos. Ojalá me equivoque, aunque no me gustaría oir a todos los felpudos fanáticos gritando a voz en cuello que la tengo adentro.
Dicho está. Y si acierto, no habrá más mérito que el dejarse llevar por la lógica. Y ya sabemos que el fútbol es la dinámica de lo impensado.
PD: Algo interesante acerca de las camisetas y su precio (no sentimental, chantas!) pueden leer acá.
PD II: Messi es el David Lebón del futbol, tiene todo el talento pero no es rock.
PD III: Una lesión de Heinze equipararía la ausencia de Riquelme, al menos, poéticamente.
PD IV: Jugando así, como ahora, es posible ganar un campeonato, pero es improbable gustar.
PD V: Escribo sobre el partido jugándose. Pero podría estar adivinando.
PD VI: La obscenidad de las ganancias de un futbolista es directamente proporcional a la desesperación de ciertos padres para que sus hijos castiguen una pelota. Así surgen los Heinze, los Simeone, los Caruso Lombardi.