Cruzado

Apenas llovizna. Decido caminar hasta el supermercado y aunque voy armado con mi lista, juego a no leerla y comprar en base a mi memoria. Bastante bien. Luego de unos breves minutos en la cola, me informan el total de la compra. Hurgo en mis bolsillos y solo encuentro la lista. Ni rastros de dinero en ninguna de sus formas. Con una sonrisa simpatica, tratando de ocultar mi bronca, me encojo de hombros y le digo a la cajera que me olvide la plata. Se rie, bobalicona. Luego de una deliberacion no muy extensa, y seguramente porque ya me tienen junado ahi, consigo que me guarden todo durante unos minutos. Tantos como me lleve ir a mi casa, buscar la guita y volver. Cumplidos dos de estos pasos, en el camino de vuelta al supermercado, la llovizna va tomando otra intensidad. Al regresar, logicamente, la lluvia se burla de mi incomodidad con las bolsitas en la mano. Caen, decididamente, taiwaneses en bikini. Por orgullo, por irracional, porque solo son 3 cuadras, decido no ceder ante el incoveniente meteorologico y seguir con el paso apretado. Empapado, llego a mi hogar.
Rato mas tarde, encuentro, milagrosamente, al plomero y su ayudante en mi edificio. El mismo plomero y, quizas, el mismo ayudante que tendrian que haber venido a mi casa a arreglarme un problema menor, aproximadamente hace 4 meses. Les hago notar, no sin cierta ofuscacion, la pequeña demora. La conversacion, por motivos extraños, va subiendo de tono. Mi mal humor no ayuda. Elevo la voz. Muevo ampulosamente mis brazos como para reforzar mis protestas. Algo quisquillosos, me sugieren la conveniencia de retornar a un dialogo mas cordial. Mido las consecuencias; calculo pesos y estaturas; alcanzo a ver la caja de herramientas. Accedo. Justifico mi hervor con unas excusas acerca del mal dia que me toca vivir, etc. Llegamos, en buenos terminos, a un acuerdo. Los esperare la proxima semana y guay! que no lleguen a venir...
Debemos hacer unos tramites con mi mujer; ir a la obstetra y alguna otra diligencia. Entramos a las oficinas de la prepaga y mi mujer en un rapto de locura decide hacerle a la chica de informacion, mas de una pregunta en una misma oracion. Sonrio para mis adentros, mentalmente trato de hacerle recordar que formularle dos preguntas al mismo tiempo a una de estas chicas es riesgoso: su capacidad de inteleccion colapsa. La cara de la chica y su leve tartamudeo dubitativo al responder, confirma mi viejo prejuicio. Mi mujer, recibiendo mi pensamiento telepaticamente, intenta de nuevo, mas despacio, de a una pregunta a la vez. Pese a todos los esfuerzos, no conseguimos cubrir mas del 75% de nuestras dudas. No esta tan mal, despues de todo.
Lo unico bueno de este dia, fue la visita a la obstetra. Pero eso pasaria a ser un relato de dia feliz, y la mayoria se aburre con los finales felices.


PD: Hablando de supermercados, no dejen de leer esta genialidad http://buguert.blogspot.com/2004/05/supermercadeces_17.html